Perder peso puede ser una tarea difícil, hay que equilibrar una buena dieta con una práctica deportiva moderada. Pero perder peso no es solo quemar calorías, es aprender a comer y a llevar una rutina saludable.
1. Antes de dormir, dos vasos de agua: según un estudio de la Sociedad Americana de Química, este gesto previene la obesidad y aumenta la pérdida de peso.
2. Duerme siesta siempre que puedas: sin el descanso adecuado, el organismo no puede completar sus procesos depurativos y regenerativos. Dormir la siesta en un contexto de dieta sana y vida activa, sí sería de gran ayuda a la hora de perder peso.
3. El sol: sí es cierto es que el déficit de vitamina D está relacionado con el sobrepeso y con la acumulación de grasa en la zona del abdomen. La vitamina D es liposoluble, es decir, se acumula en grasa y hay estudios que demuestran que la acción de esta vitamina junto con el calcio estimulan en el adipocito la utilización de grasa como fuente de energía. Por ello es importante tomar entre 1000 UI a 4000 UI al día. Bastan 20 minutos de exposición moderada sol al día.
4. Come picante: el picante, por un lado contiene capaisina, que tiene efecto termogénico y, por el otro, genera un efecto saciante.
5. Pepino y Toronja: Sustituye el jugo de naranja por el de toronja. Rica en pectina, esta fruta ayuda a metabolizar las grasas, en especial si se consume en ayunas. El pepino, por su parte, ayuda a controlar los niveles de azúcar en sangre debido a su bajo índice glucémico. Gracias al ácido tartronico inhibe la transformación de hidratos de carbono a grasas.
6. La fruta, mejor entre horas: si no puedes renunciar a ella como postre estas las mejores opciones son el kiwi y la piña. El kiwi contiene una enzima proteolítica llamada actidina que, tal como ocurre con la bromelina de la piña, ayuda a disgregar las proteínas y favorece la digestión.
7. De postre, una infusión: por ejemplo, el té verde es perfecto, porque es un gran antioxidante por su alto contenido de catequinas e isoflavonas y además tiene efecto depurativo. Lo mismo ocurre con el diente de león, de acción detoxificante o con el cardo mariano, que previene la peroxidación de los lípidos.
8. El chocolate mejor negro: es hipocalórico pero es fundamental, por su elevado contenido en zinc, para fortalecer el sistema inmune y reducir la inflamación. Nunca con leche, que es más rico en grasas y azúcares. La hora ideal sería por la tarde ya que aporta triptófano un precursor de la serotonina, la hormona de la felicidad y de la saciedad.
9. Proteo-cenas: cenar solo proteínas es una buena costumbre, pero tenemos que intentar hacerlo acompañado de verduras de bajo índice glucémico. Hay que evitar los hidratos de carbono, que se transforman automáticamente en acúmulos de adiposidad localizada.
10. Horario inglés: intenta adelantar una hora los horarios de tus comidas. Almorzar a la 1 de la tarde y cenar a las 8 es mucho más saludable y a la larga, se nota en la báscula.
11. Sin gas por favor: no engordan, pero pueden hinchar y provocar distensión abdominal. Huye hasta del agua con gas.
12. Usa menos el microondas: además de que debemos evitar los alimentos precocinados, hay que tener en cuenta que someter a los alimentos a altas temperaturas hace que éstos pierdan vitaminas y principios activos.
13. Cocina de temporada: cuando encontramos, por poner un ejemplo, melones en invierno, esto quiere decir que han sido sometidos a diferentes procesos tecnológicos.
14. Momento pre-cama: un estudio dice que tomar 150 calorías en forma de proteína 30 minutos antes de irse a la cama, estimula en metabolismo y aumenta la masa muscular. Tiene su lógica, nos da un aporte de aminoácidos que puede servir para construir masa muscular.
15. “Picoteos happy“: si vas a hacerlo, es mejor optar por aquellos que provoquen un chute de serotonina y endorfinas para que el ánimo no decaiga. Los más “alegres” son el apio, el brócoli, los yogures, la avena, los cacahuetes y las espinacas.