Debes comenzar el masaje en la zona del escote hacia el mentón. Realiza ligeros movimientos hacia arriba con las manos abiertas.
Cuando llegues bajo el mentón aprovecha para estimular esa zona tan propensa a la formación de papada. Para ello, únicamente deberás golpear la zona con el torso de los dedos de forma suave pero continuada con las dos manos a la vez.
Las mejillas también necesitan su propio masaje. Para trabajar esa parte debes deslizar los dedos estirados hacia la sien intercalando golpecitos con la yema de los dedos y pequeños pellizcos.
En los surcos nasolabiales (los que se forman desde las aletas de la nariz hasta la proximidad de las comisuras de los labios) has de colocar los dedos pulgares en ambos lados de la nariz a la vez que presionas ligeramente con movimientos circulares.
Sobre el labio superior deberás presionar suavemente la piel realizando rotaciones con la yema de los dedos índice y mayor.
Los párpados son una zona sensible y muy susceptible de perder firmeza. Intenta hacer un círculo alrededor del ojo moviendo suavemente la yema del dedo mayor. Recuerda que siempre debes comenzar en la parte externa del ojo y girar alrededor de éste. Siempre de afuera hacia adentro. Si los tienes caídos y quieres elevarlos una práctica sencilla y muy eficaz es masajear encima de la zona central de las cejas. Prueba a hacerlo sólo de un lado… ¡te sorprenderá el resultado!
La frente también necesita una reactivación muscular. Para estimularla debes presionar en la zona en que comienza la nariz (la conocida como “el tercer ojo”) y realizar movimientos ascendentes con las dos manos.

 

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