Los estimados 29,2 millones de televidentes de la Boda Real entre Harry y Meghan exceden el número de espectadores de la boda del príncipe William con Kate Middleton, que fue vista por 22,8 millones de personas, conteo que se realizó únicamente en la audiencia de Estados Unidos y datos según Nielsen.
La pareja no tendrá luna de miel en lo inmediato, ya que se espera que el martes asistan a una fiesta de cumpleaños para el príncipe Carlos, el heredero al trono, en el Palacio de Buckingham. Lo mismo ocurrió cuando William y Kate se casaron en el 2011, tuvieron que aplazar su luna de miel por cumplir con compromisos laborales. Al parecer no todo es color de rosa en las Bodas Reales.
Posponer la luna de miel es lo más corriente hoy en día. Primero porque la mayoría de parejas tiene dos empleos y no siempre es fácil cuadrar las vacaciones. Preparando la boda en sí se suelen ir ya algunos días de permiso y, sobre todo, un montón de nervios y energía. Muchos recién casados prefieren además repartir las emociones en el calendario y tener en el horizonte una meta aparte de la boda, evitando caer así en el clásico bajón post nupcial.
Otra razón es el clima. La mayoría de las bodas siguen celebrándose en verano, una época en la que destinos de moda como Nueva York son un verdadero horno que es mejor visitar en otoño. En Namibia, el lugar que se supone han escogido el príncipe Harry y Meghan Markle, mayo es sin embargo uno de los meses de invierno y de las mejores épocas del año para visitar el país. Por otro lado, retrasando la luna de miel unos meses los novios consiguen huir del frío y viajar a algún lugar cálido una vez llegado el invierno, que en Londres, especialmente para una chica de California como Meghan, puede resultar algo duro.